Es muy común que a la edad de 3 o 4 años, algunos niños se inventen a un amigo imaginario, al que le atribuyen características de las que ellos carecen, así como la capacidad de decir lo que les gustaría oír.

Si tu hijo está pasando por esta etapa, no te asustes ni te preocupes, porque eso es absolutamente normal. Este nuevo universo de superhéroes, de monstruos, de fantasmas, de hadas y de otros amigos, ayudará a tu hijo a crecer y a desarrollar sus emociones y creatividad. Le ayudará a expresar sus miedos, a intentar resolver las dificultades que se le presentan al niño en el control de sus sentimientos, a mostrar sus alegrías, sus inquietudes, y sus más profundos deseos.

Los niños son conscientes del mundo real, pero a esas edades todavía les cuesta asimilarlo y aceptarlo tal como es. Por esta razón ellos crean un mundo donde todo es posible, permitido y solucionado. Es la etapa del pensamiento mágico de los niños.

La diferencia entre la realidad y la fantasía es una conquista que se adquiere con la edad. La imaginación infantil viene a cubrir la falta de recursos con los que se encuentran los niños para enfrentarse al mundo que les rodea.

Mediante el amigo imaginario los niños pueden:
– Liberar sus sentimientos positivos y negativos
– Proyectar sus miedos y conflictos delante de nuevas situaciones, como la de tener que abandonar el pañal, ir a la guardería o al parvulario, a cambiarse de casa, o a tener que enfrentar algún reto o realidad diferente.
– Adquirir más confianza en si mismo. En su «lógica», si su amigo imaginario consigue vencer al mal, él también es capaz de hacerlo.
– Sentirse más fuertes y capaces, y con ello mejorar su auto estima.
– Controlar mejor sus emociones.
– Entender de mejor manera el punto de vista de la otra persona, en este caso, lo de su amigo imaginario.
– Desarrollar habilidades sociales.

Los padres y el amigo imaginario
Los padres no tenemos que asustarnos por este tipo de inventos, pero es conveniente preguntarle al niño cuándo aparecen e investigar qué características tiene su amigo imaginario

En el momento en el que el niño crea esta fantasía, está intentando probablemente negar en la realidad algo que le produce insatisfacción o estrés. Lo más habitual es que un buen día este amigo imaginario desaparezca.

Si el amigo imaginario ataca o le hace daño al niño es porque el pequeño se siente amenazado por impulsos propios que censura y le parecen dañinos. A medida que vaya creciendo, aprenderá a dominar tanto el mundo externo como el interno, tolerará mejor las frustraciones y esto le ayudará a aceptar los sentimientos que éstas le provocan.

El niño necesita que le señalen las cosas buenas que hace y si el amigo imaginario comienza a darle miedo, es preciso traerle al mundo real donde nos tiene a nosotros, que somos las personas más indicadas que le podemos ayudar.

Aunque podemos involucrarnos, nunca debemos asumir el control de sus juegos.

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