Estos juegos son muy típicos y están sobre todo centrados en la imitación a los adultos… a hacer como si fueran papás y mamás, a ser médicos, maestros, peluqueros, conductores, constructores … y, en general, todos aquellos que reproduzcan nuestro mundo, el de los adultos, al que aspiran a formar parte en un futuro.

Estos juegos hacen que nuestros niños representen un objeto usando otro distinto, dándoles toda clase de significados, más o menos claros, a los objetos. Estamos ante juegos que simulan acciones imaginarias pero interpretando escenas reales, de la vida diaria, donde nuestros hijos asumen roles de personajes, ficticios o reales.

En estos juegos se fomenta:
-la comprensión y asimilación de la realidad que les rodea
-el aprendizaje de los distintos roles que hemos establecido los adultos
-el uso de lo que han aprendido sobre lo que está bien y lo que está mal
-el desarrollo del lenguaje, ya que durante el juego los niños verbalizan constantemente lo que están actuando, incluso en el caso de que estén solos
-la imaginación y la creatividad.

Animemos a nuestros hijos a realizar este tipo de juegos, participando con ellos, facilitándoles disfraces y dejándoles divertirse con sus amigos.