Estamos cansados de escuchar “los problemas de la adolescencia” cuando en realidad la clave y de lo que nadie nos habla es de “los objetivos de la adolescencia”. Cambiando una palabra lo cambia todo, es la diferencia que marca la diferencia.

El opuesto a alcanzar un objetivo es el pensamiento sobre el problema, esto nos mete en un bucle de pensamientos sobre lo que está mal y nos lleva a un estado de bloqueo emocional. Desde aquí es difícil encontrar una solución, en muchos casos solo buscamos a quién culpar por lo mal que nos sentimos.

Sin embargo, establecer objetivos implica cambiar la pregunta de “¿Qué es lo que está mal?” Por “¿Qué es lo que quiero en lugar de eso?”. Una vez definido el problema hay que realizar el giro convirtiéndolo en nuestro objetivo y entonces pasarás de ser una víctima a tener el control de tu vida. Convertir un problema en un objetivo te lleva a un estado emocional lleno de recursos y desde aquí si es posible pensar en el “Cómo”, en la estrategia, para encontrar la solución.

El verdadero problema es que no estamos enseñando a nuestros adolescentes esta estrategia mental y muchas otras para ayudarles a alcanzar el éxito.
Por tanto, si hablamos de “los objetivos de la adolescencia” hay uno que destaca con luz propia y es la búsqueda de su identidad y la construcción de sus valores. Este proceso requiere reflexión, modelos de referencia y autoconocimiento, sin embargo, la tecnología, el poco tiempo que pasan con sus padres y la falta de objetivos claros, les aleja de este proceso.

Es por eso, que aparece la rebeldía, los conflictos y el alejamiento con los padres en esta etapa. Muchas veces la única forma de saber que están tomando una decisión por ellos mismos implica llevar la contraria a los padres, es su mejor garantía de que la decisión es completamente suya.

Madre - hija

Esto no ocurre cuando el adolescente o preadolescente tiene claros sus objetivos y toma decisiones en base a su escala de valores, porque en ese momento los objetivos individuales se pueden transformar en un objetivo común de padres e hijos. Alinear los objetivos y los valores de los padres y de sus hijos nos garantiza un ganar—ganar.

La familia es un equipo, por ello no tiene sentido que solo existan objetivos individuales, ningún equipo puede ganar sin un objetivo común y sin unos valores comunes. Aquí está el secreto de una relación de éxito.

El fin de semana de convivencia rural para padres e hijos es la mejor fórmula para conseguir estos resultados. A través de juegos y dinámicas en plena naturaleza, padres y adolescentes aprenden una comunicación efectiva y afectiva, establecen objetivos comunes basados en sus valores y fortalecen su relación. Es fundamental que los padres les dediquemos tiempo de calidad y sobre todo les enseñemos con el ejemplo que ¡aprender puede ser divertido! Invierte en felicidad familiar.

Madre. Hija. Feliz

FIN DE SEMANA RURAL PADRES Y ADOLESCENTES
2 Y 3 JULIO DE 2016
Información en: info@coachespana.es

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