En nuestra vida hay muchos momentos en que no nos resulta fácil preparar la comida del peque en casa: un día más ajetreado de lo normal, un viaje, una tarde en el campo o la playa, se nos ha olvidado pasar por la frutería…. Tranquilidad. Es el momento de recurrir a los potitos (o tarritos) que hay en el mercado. Nuestro bebé estará bien alimentado, pero sin olvidar que su uso debe ser esporádico y que en ningún caso deben sustituir a la comida cocinada en casa.

¿Desde cuándo?
En general todos los bebés inician una nueva fase alimentaria entorno a los seis meses de vida. La leche que cumple una maravillosa función, ha de ser complementada con frutas, verduras, cereales (primero sin gluten), carne, pescado….
Las normas reguladoras nos garantizan que el potito nos indique la edad para la que están indicados cada uno de ellos. La adaptación a la nueva comida es progresiva y los profesionales del sector son totalmente conscientes de ello.

¿Dónde y cómo comprar?
En supermercados, farmacias y parafarmacias encontramos muchas opciones. Cuando lo hagamos no olvidar comprobar con el potito en la mano:
-La etiqueta detallará los ingredientes de su preparación, de mayor a menor presencia en el puré. Así nos ayudará a elegir el que mejor se adecue a sus necesidades concretas: no es lo mismo un bebé que acaba de empezar con la fruta, y es recomendable que sólo pruebe un tipo de ella (así es más fácil controlar posibles alergias o intolerancias)… a un bebé que ya admite más variedad de fruta en su alimentación.
-Prestemos atención a ciertos ingredientes que pueden provocar alergias y miremos bien las indicaciones del potito: gluten para los celiacos, lactosa, frutas como el melocotón, el albaricoque, el kiwi, la piña… la lecitina de soja, los frutos secos… Un poco de atención y simplemente seamos consciente que este tipo de alimentos pueden ocasionalmente provocar reacciones en nuestros bebés.
-Si nuestro hijo no tiene carencias alimentarias no hay porqué adquirir tarritos enriquecidos, salvo que nuestro pediatra lo haya recomendado, claro.
-Azúcares y sales añadidos…. Cuanto menos mejor.
-Lo básico de cualquier compra envasada: tarro sin golpes, fecha de caducidad en orden y precinto intacto (en el centro de la tapa hay una ligera depresión en forma de círculo) que hará su “pop” característico al ser abierto.

Pequeños gourmets
Junto a los potitos que llevamos viendo toda la vida en las estanterías de supermercados y farmacias, empezamos a ver otros tarritos que nos ofrecen algún elemento diferenciador que llama nuestra atención:
-Potitos ecológicos. Aquí las frutas y verduras utilizadas vienen de la agricultura ecológica, la carne procede de animales de granja y se garantiza (controlado por las autoridades sanitarias) que no se han usado abonos químicos, ni pesticidas.
-Potitos al vapor. Los alimentos han sido cocinados al vapor y por separado para tener unas recetas más suaves y digestivas y con un sabor más natural.
-Potitos con trocitos. Para ya, a partir del octavo mes, introducirles en la masticación, hay potitos con trocitos más grandes.
-Potitos para la cena. Más suaves y digestivos y que pueden hasta llevar un poco de leche adaptada.

Duración y conservación del potito
En general duran 24 horas después de su apertura y en el frigorífico. Aunque es posible que en verano, con temperaturas extremas o, si no hemos seguido bien la cadena del frío, lo mejor sea desechar lo que el bebé no haya comido.

Cómo darles el potito
Los potitos de fruta se suelen tomar a temperatura ambiente… pero si es invierno no pasa nada por templarlos ligeramente. Los purés de verduras, carne y pescado se dan templados. Diez minutos al baño maría o en el calienta biberones o, el microondas (sin olvidar que en este último caso es muy importante remover bien el puré porque las ondas no calientan por igual todo el tarrito)… cualquiera de ellos es bueno para darle el punto justo de calor que sabemos que a nuestro bebé le gusta.

Los potitos son todo un mundo alimentario que se abre a nuestros ojos cuando nuestros bebés necesitan algo más que la leche y que junto a los purés que con cariño les preparemos, nos ayudan a que nuestros bebés crezcan sanos y bien alimentados.

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